Síntomas, causas y tratamiento de Tuberculosis en Chile

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La tuberculosis es una enfermedad contagiosa causada por una bacteria llamada el Bácilo de Koch. Es transmitida por el aire y afecta principalmente los pulmones, pero puede afectar el sistema nervioso central, el sistema circulatorio, el aparato digestivo, los huesos y las articulaciones. Si no se trata adecuadamente, puede causar daños permanentes en los pulmones y, en algunos casos, hasta la muerte.

Según el Instituto de Salud Pública de Chile, en el siglo XX, la tuberculosis era un problema serio para Chile con tasas de 260 enfermos por 100,000 habitantes. Actualmente, la incidencia ha bajado drásticamente a 13.6 enfermos por 100,000 habitantes anualmente.

Esta reducción se debe, principalmente, a los esfuerzos del sistema de salud del país. El gobierno tiene como meta reducir la tasa de morbilidad a 5 o menos enfermos por 100,000 habitantes en el 2020.

Para lograr esta meta, el gobierno creó el "Programa de Control de la Tuberculosis". Este programa incluye tratamiento ambulatorio, entrega de medicamentos, administración controlada y supervisada de estos medicamentos.

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Síntomas

Los síntomas de la tuberculosis son tos crónica (por 2 o más semanas) que pueden causar desgarro con sangre, fiebre en las tardes, sudores nocturnos, decaimiento y pérdida de peso. Pueden existir más síntomas porque afecta otros órganos.

Causas

La Tuberculosis se propaga por el aire de cuando una persona enferma expulsa al aire bacilos de TBC al toser, estornudar, hablar o escupir.

Las personas con mayor riesgo de contagiarse son los adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y con baja defensa inmunológica.

Tratamiento

En Chile, el diagnóstico y el tratamiento de la Tuberculosis son totalmente gratuitos para toda la población.

La detección requiere de un examen simple. El tratamiento consiste en tomar un conjunto de medicamentos que eliminan el bacilo de Koch en un período de 6 meses o más. Estos medicamentos están disponibles a través de la red de salud pública y se administra de una forma supervisada; diariamente por 2 meses y luego 2 veces por semana durante mínimo 4 meses.

Si la enfermedad no se trata adecuadamente, los bacilos se pueden volver resistentes y resultaría más difícil tratarla.